Michaela Knippers toma las grandes gafas de realidad virtual del escritorio, y se las ajusta a la cabeza. Su esposo, Justin, ya está listo, y agita la mano en el aire para desplazarse por los distintos mapas que ve a través de las gafas.

Como nuevos misioneros de la Junta de Misiones Internacionales en Osaka (Japón), Justin y Michaela pasan todo el día estudiando japonés. Para estos veinteañeros, eso significa saltar al mundo virtual, un videojuego que simula la realidad y que, para ellos, es a la vez relajante y su lugar de ministerio.

La pareja encuentra un lugar para relajarse en un patio trasero virtual que se asemeja a innumerables patios reales: luces tiki de neón, mosquitos del tamaño de Texas zumbando alrededor, plantas en macetas y flores multicolores. En la esquina del fondo, Justin ve a unos amigos alrededor de una fogata, y presiona su control para acercarse. En cuestión de minutos, el misionero comparte una idea de las Escrituras.

Justin explica cómo funciona: “El evangelismo de realidad virtual no es muy diferente del evangelismo normal. Encuentras un punto en común, entablas una relación y llevas la conversación hacia el evangelio”.

A diferencia de la mayoría de los videojuegos, en VRChat todo gira en torno a la socialización. Nadie “gana”. Todo se trata de conectar y de hablar con la gente. Michaela añade que la mayoría de los participantes se sienten solos, y buscan una solución a sus problemas, como le ocurrió a ella hace años en Tulsa (Oklahoma).

La realidad virtual parecía perfecta para alguien introvertida como ella. En Internet puedes ser lo que quieras sin salir de casa. Este retraimiento social, ansiedad y reclusión son tan comunes en Japón que incluso existe una palabra japonesa para designarlos: hikikomori.

Justin fue el primer cristiano que Michaela conoció que hablaba de Jesús en el mundo virtual. No tardó en ver que la solución a su mayor problema -el estado de perdición espiritual- era el evangelio. La pareja, ahora casada, se une para ser una presencia misionera constante a través de las innovaciones digitales Reconocen que sus intereses y habilidades únicas en el mundo de los videojuegos significan que podrían ser los únicos en compartir el evangelio con los habitantes del mundo virtual en el que sirven.

Justin explica: “La realidad virtual es solo una de las muchas herramientas que utilizan los misioneros para llegar a los no alcanzados de su entorno”. El misionero señala que es importante encontrar a alguien “en la vida real” (IRL, por sus siglas en inglés) para dar seguimiento y discipular a los nuevos creyentes. Por eso estudian japonés, para poder relacionarse de corazón en la capital mundial de la tecnología.