Era una reunión normal de algunos pastores zambianos y unos cuantos obreros de organizaciones cristianas. Cuando Randy Windham se levantó y entregó una hoja de inscripción a la persona que estaba a su lado, no tenían ni idea de que el ministerio tal y como lo conocían estaba a punto de cambiar.

El misionero de la Junta de Misiones Internacionales les dijo: “He asistido a una formación sobre cómo plantar iglesias. Me encantaría compartir estos conocimientos.Si estás interesado, inscríbete y fijaremos una hora para la capacitación”.

Enseñar a los zambianos a plantar iglesias y transformar vidas con el evangelio es la pasión de Randy y Kimberly Windham. En Lusaka (Zambia) y sus alrededores, se han plantado 17 nuevas iglesias, cinco en los últimos seis meses.

Desde aquella primera sesión de formación hasta la que organizaron hace poco, la pareja siempre está en la búsqueda de un pastor o miembro de la iglesia a quién asesorar. Para ellos, lo natural es mantener el ciclo de capacitación. Sus contribuciones a la Ofrenda de Navidad Lottie Moon les permiten caminar junto a los creyentes locales mientras los capacitan en un proceso de cuatro pasos.

Randy explicó que el primer paso es el acceso al evangelio o la entrada en una comunidad. Durante esta fase, oran por que entren en escena personas preparadas por Dios, en cuyas vidas Dios ya está obrando, para que puedan formarse y abordar el mayor problema espiritual del mundo: el estado de perdición del hombre.

El segundo paso tiene que ver con la evangelización. Los misioneros Windham enseñan a los cristianos a compartir el evangelio. Todo el mundo utiliza esta habilidad inmediatamente para la evangelización de puerta en puerta.

Randy afirma: “Queremos que todo sea reproducible. Les enseñamos a todos —incluidos los equipos de Estados Unidos— a dibujar el plan de salvación con un palo en la tierra. Eso se puede hacer en cualquier lugar de Zambia como ayuda visual”.

A medida que las personas toman la decisión de seguir a Cristo, el equipo de plantación de iglesias pasa al tercer paso: el discipulado. En un país donde los falsos profetas y las sectas son habituales, esto es importante. Los nuevos creyentes crecen en su fe estudiando las Escrituras.

A medida que este grupo crece espiritualmente y en número, pasan sin problemas a la etapa final: la formación de un grupo y de una iglesia saludable. No todos los grupos se convierten en iglesias, pero los que optan por esta vía aprenden las 12 características de una iglesia saludable. Solo este paso puede llevar de tres a cuatro meses.

Las iglesias nunca parecen iguales desde afuera. Pueden reunirse bajo la sombra de un árbol, utilizar una sala de una escuela o tener su propio edificio. Sin embargo, en el fondo, todas tienen enseñanza bíblica, comunión, adoración, servicio y evangelización.

Ahora, le toca a la nueva iglesia formar y ayudar a poner en marcha otra nueva iglesia. Randy dijo: “Sigues haciendo lo mismo una y otra vez.Nunca dejamos de formar y plantar iglesias”.