Las catástrofes naturales pueden ocurrir en cualquier momento y lugar. Estos dejan a millones de personas en situación de necesidad. Las personas que se han enfrentado a tormentas, terremotos o huracanes a menudo se encuentran sin alimentos, sin hogar y sin esperanza.

El compromiso permanente de los bautistas del sur permite a los misioneros responder rápidamente a catástrofes inesperadas con algo más que ayuda física. Los misioneros comprenden la mayor necesidad que tiene la gente cuando lo pierde todo en la tierra: la esperanza eterna en Jesucristo.

Asia Central es una región en donde los desastres naturales son frecuentes. Los terremotos de gran magnitud, como los ocurridos en febrero en Turquía y Siria, son noticia nacional, pero allí también son frecuentes los sismos de cualquier magnitud. Incluso los terremotos más leves pueden bloquear carreteras y dejar sin ayuda a zonas enteras. Asia Central también se enfrenta a otras catástrofes, como temperaturas extremas, deslizamientos, inundaciones y avalanchas.

El ministerio de ayuda en casos de catástrofe es vital en Asia Central, y los obreros de la IMB están en una posición privilegiada para responder. En los seis primeros meses del 2023, han participado en más de 80 proyectos diversos, como sistemas de abastecimiento de agua potable, ayuda en caso de inundaciones y terremotos, atención traumatológica, distribución de alimentos, iniciativas de salud para la mujer y formación laboral para refugiados.

Los obreros de la IMB han sido fieles en la planificación de estos proyectos y han apoyado a los creyentes nacionales para que ayuden a sus propias aldeas, pueblos y personas. Para los misioneros, el amor y la compasión por las etnias no se materializan tras producirse una catástrofe. Han amado a las personas a las que sirven durante muchos años, algunas décadas. Han aprendido sus idiomas y sus costumbres. Y muchos se enfrentan a la cruda realidad de las catástrofes naturales junto con los amigos locales.

Robert Botta dice: “Para nosotros, lo importante son las relaciones”. Botta lleva más de dos décadas sirviendo entre las etnias de Asia Central. Es uno de los muchos obreros que se dedican a labores de socorro.

Botta dice: “A pesar de los desafíos planteados por los limitados recursos y la escasez de iglesias evangélicas y de creyentes en la región afectada, nuestros colaboradores locales han encontrado maneras de servir a las comunidades vulnerables mediante el apoyo a los creyentes locales inspirados por la compasión”.

Los misioneros afirman que las iglesias nacionales han encontrado maneras de ser las manos y los pies de Jesús conforme comparten el mensaje de esperanza eterna. Al fortalecer a las iglesias y a los creyentes locales, la compasión y la ayuda no son un hecho aislado o una respuesta a una necesidad inmediata. La ventaja de trabajar con colaboradores en el campo que mantienen relaciones con la población nacional es que la ayuda está estrechamente vinculada al acceso permanente al evangelio.

Por ejemplo, una familia podrá disfrutar a corto plazo de agua potable, mantas, alimentos y refugio. Sin embargo, también conocerán a creyentes que les transmitirán la esperanza en Cristo y que los pondrán en contacto con cristianos locales.

Este es nuestro compromiso para cumplir la gran comisión, cueste lo que cueste. A través de nuestros misioneros es como aprendemos a servir y a amar de la mejor manera.