Ministerio en las prisiones. Ministerio en los deportes. Desarrollo de misioneros locales. Los sueños debatidos en torno a la mesa eran grandes. Matt y Gretchen Clay, misioneros de la Junta de Misiones Internacionales, vieron cómo crecía la pasión a medida que el grupo de pastores y ministros laicos ideaba formas de presentar el evangelio a sus vecinos norteafricanos. Pero la pareja Clay no contaba con los recursos para invertir al nivel de profundidad que necesitaban sus hermanos y hermanas en Cristo.

Sin embargo, sabían quién podía Los misioneros llamaron a sus iglesias colaboradoras en Florida —la iglesia bautista Fruit Cove y la iglesia Aspire— y les pidieron ayuda para asesorar y capacitar a estos creyentes para multiplicarse y plantar nuevas iglesias.

Gretchen explicó sobre la necesidad de ayuda en este campo de cosecha en el norte de África: “Creo que la dirección que van a tomar las misiones mundiales es colaborar más con la iglesia global para movilizar a los obreros y aumentar el impulso. Utilizar becas estadounidenses junto con colaboradores locales es una forma de multiplicar la mano de obra”.

Esta colaboración tripartita —los misioneros de la IMB, dos iglesias de Florida y líderes de las iglesias del norte de África— se gestó durante décadas. A finales de los años 90, un grupo de iglesias de Jacksonville (Florida) comenzó a orar por esta región del mundo. A lo largo de los años han enviado equipos a corto plazo para realizar todo tipo de actividades, desde la Escuela Bíblica de Vacaciones en las reuniones hasta el ministerio en las aldeas. Esta última petición, sin embargo, era diferente.

Los norteafricanos no necesitaban que alguien fuera a hacer ministerio en las prisiones; de hecho, a los estadounidenses ni siquiera se les permite entrar en las instalaciones. Necesitaban a alguien con experiencia, como la iglesia Fruit Cove, para escuchar sus ideas e intervenir como mentores. Querían formarse como una iglesia sana y multiplicadora.

Tim Maynard, pastor principal de Fruit Cove, afirmó: “Tenemos un sólido ministerio penitenciario aquí [en Florida], y tiene sentido que compartamos conocimientos. Cada una de las iglesias de Florida tiene una experiencia diferente que ofrecer. Así que esta colaboración consiste más en discipular a creyentes que quieren ir a zonas donde no hay creyentes. Necesitan ánimo y formación”.

Solo pensar en lo mucho que han madurado y crecido las iglesias locales a lo largo de los años entusiasma a Gary Webber, pastor principal de la iglesia Aspire. Recuerda cuando nadie en esta zona estaba siquiera interesado en Jesús, y mucho menos en compartir el evangelio. Llevan años orando por que las iglesias soliciten formación y estén preparadas para multiplicarse y llegar a los no alcanzados.

A medida que la colaboración, que dura ya varias décadas, se transforma en una nueva era, los misioneros Clay se sientan a observar cómo crece el entusiasmo entre los estadounidenses y los norteafricanos. Saben que la plantación y la multiplicación de iglesias conducen a la apropiación local de la misión de Dios.