El misionero de la Junta de Misiones Internacionales Paul Yount se sienta a la salida de una cafetería completamente llena. Dentro de la sala, las sillas rechinan por el suelo. Se mezcla una cacofonía de voces. Puedes escuchar los tenedores tocando los platos. El hielo de la máquina suena al caer en un vaso vacío.

Él no escucha nada de eso.

Más de 71 millones de personas en todo el mundo son sordas, como Paul. La mayoría de las personas culturalmente sordas casi no tienen acceso a las Escrituras en su lengua materna. Muy pocos han escuchado alguna vez el evangelio. La mayoría de los sordos del mundo nunca han visto el nombre de Jesús con señas en su idioma.

Este misionero de la IMB conecta fácilmente con otros sordos. Está especialmente capacitado para discipularlos porque vive el mundo de forma muy parecida a ellos. Los puntos en común entre Paul y Joseph, un creyente senegalés, han ayudado a Paul a discipularlo de manera más eficaz.

Cuando Paul conoció a Joseph, este ya era creyente, pero tenía muchas ganas de saber más sobre la Palabra de Dios. Aunque tenía una comprensión básica del evangelio, no podía conectar plenamente con las verdades de la Biblia escrita.

Como estudiante sordo, Joseph necesitaba ver la Palabra, no solo leerla. La vista es su forma de conectar con el mundo. Paul entiende esta necesidad de aprender visualmente y, junto con StoryOne Camps, enseña la Biblia de una forma que los sordos pueden entender: a través de relatos.

Paul discipuló a Joseph con tres conjuntos de historias bíblicas que se basan en mnemotecnias de la lengua de señas, que ayudan a memorizar las historias con mayor eficacia. Esta presentación visual de las Escrituras resonó en el nuevo creyente.

Tras asistir al primer campamento StoryOne, Joseph se convenció de este método de narración. Cuando se celebró otro campamento, regresó. Paul compartió: “Se sintió muy emocionado e inspirado, y nos entusiasmó que lo experimentara”.

Ahora, como Joseph tuvo acceso a las Escrituras en la lengua de su corazón, la lengua de señas africana francófona, le apasiona compartir el evangelio con quienes, como él, necesitan de una forma en la que puedan entender.

Su fe le ha costado bastante. Es repudiado por su familia, pero él no se ha echado atrás. Ahora trabaja en una iglesia de sordos discipulando a otros creyentes a través de este método mnemotécnico.

Liderar un proyecto de traducción de la Biblia, en colaboración con Paul y Deaf Pathway Global, una organización ministerial, es otra forma en que este discípulo en crecimiento está cumpliendo la gran comisión.