FAMILIAS BRASILEÑAS ENCUENTRAN UN CUIDADO PASTORAL CENTRADO EN CRISTO
Read Story“Va a ser un viaje increíble”.
Las palabras que Carlton Walker le dijo a su esposa hace más de 40 años siguen teniendo vigencia hoy. “Así ha sido”.
Cuando Cornelia Walker estaba en la primaria, su grupo de Niñas en Acción le dio una tarea: elegir un país, dibujar su bandera y luego investigar sobre él.
Cornelia no era muy buena para el dibujo, pero había una bandera que creía poder hacer. La bandera de Japón era solo un círculo rojo sobre un fondo blanco, de modo que la eligió para su proyecto.
En ese momento, nunca imaginó que dedicaría más de 40 años de su vida a amar y servir a la gente que conoció por primera vez a través ese proyecto.
Después de conocer y casarse con su esposo, Carlton, ambos sintieron el llamado de Dios a servir en el extranjero. Se enteraron de que se necesitaban nuevos misioneros en Japón, ya que muchos de los obreros de la Junta de Misiones Internacionales que se mudaron allí después de la Segunda Guerra Mundial estaban ya jubilándose.
Cornelia comentó: “Creo que ambos nos miramos y dijimos: ‘¿Por qué no nosotros? Podríamos ir’”.
Esa disposición a servir que tuvieron desde el principio se convirtió en décadas de ministerio lleno de frutos. En un país donde el evangelio no es bien recibido y donde muchos misioneros se desaniman, Carlton y Cornelia se han mantenido firmes y fieles.
Llegaron a Japón una tarde de primavera de 1982, en el apogeo de la temporada de los cerezos en flor. Al llegar a su vecindario después del largo viaje desde el aeropuerto, la calle estaba cubierta de hermosas flores, y una multitud de misioneros se había reunido para darles la bienvenida.
Después de estudiar el idioma en Tokio, se mudaron a Hokkaido, la provincia más al norte de Japón. En más de veinte años, vieron a japoneses llegar a la fe en Cristo, plantaron una iglesia nueva y capacitaron a jóvenes pastores que luego sirvieron fielmente en iglesias por todo Japón.
Después de 21 años en Hokkaido, la familia Walker se mudó a Tokio. Hace unos años, su historia en Japón cerró el círculo cuando se les pidió que regresaran a Hokkaido para asesorar a un nuevo equipo de misioneros.
Cornelia manifestó: “Estoy muy emocionada de ver cómo Dios ha abierto puertas para que familias jóvenes y personas solteras vengan al país en un momento en que es tan necesario”. Tal como cuando llegaron por primera vez hace más de 40 años, siguen confiando en que Dios aún está obrando en Japón.
Carlton expresó: “Procuramos fijarnos en las personas que llevan tiempo sirviendo y a poner la mira en su fidelidad. Sin embargo, lo verdaderamente importan te es que Dios siempre ha sido fiel. Él es quien recibe la alabanza, el honor y la gloria”.